lunes, 7 de septiembre de 2009



3. ¿Qué Quiso decir Kant? : Cuando afirmó:

La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto”?


La complacencia es ajena a todo interés cuando no esperamos algo en relación de la existencia de una cosa sino simplemente la asumimos desde el punto de vista de la simple contemplación, intuición y reflexión esto quiere decir que la existencia de un objeto es indiferente para mi, toda vez que ni quiero, ni espero de él nada práctico, ni interés alguno o fin externo, pues para Kant:

"Los juicios del gusto son puramente contemplativos, es decir, juicios que, mostrándose indiferentes en lo que respecta a la existencia de su objeto, sólo se preocupan de una cosa: de saber si provocan en nosotros una sensación de agrado o desagrado".

En este caso la palabra interés significa que la existencia de un objeto significa algo para el que lo percibe; por lo cual no se asume una actitud estética; si el objeto se percibe como un medio para alcanzar un fin en este caso externo. Pues KANT afirma con lo anterior que:

El comportamiento estético debe entregarse al objeto en actitud de pura contemplación; es decir, lo que impulsa al hecho de apreciar estéticamente algo es asumir un objeto como un fin interno en si mismo sin condiciones externas que vayan más allá de la existencia o representación del objeto; es decir, percibir las cosas como son sin llegar a esperar algo más de ellas.

Bibliografia : Imanuel kANT
APORTE: MAXIMILIANO GUTIERREZ R
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Kant:

"La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto”.

A la verdadera práctica de la contemplación, no se le suma ningún tipo de pretensión diferente que la de una conducta verdaderamente contemplativa, en donde resalte la capacidad de interiorizar y el puro goce de disfrutar el objeto. Para no romper la vivencia estética de las cosas, el interesado, debe desprenderse del objeto en sí, de su parte física y captar que tanta provocación y que porcentaje de agrado logra en el. Los actos de que este se desprendan acerca de cualquier otro fin, diferente al inicialmente buscado, terminara con la pureza y con la actitud estética que reside en el individuo. Al liberar el punto de interés de pensamientos netamente egocéntricos, otros fines u sentimientos dados por una percepción o reacción distinta, o sentimientos que se generen en cuanto a bienes monetarios; la experiencia estética habrá llegado a lo que realmente es, el deleite de lo bello sin perturbaciones humanas inconscientes. Llámese así porque el individuo, no asegura y no es un todo consciente de sus percepciones y sentimientos más internos.

http://artistasallende.blogspot.com/2009/05/la-esencia-de-lo-estetico-friedrich.html


APRECIACIÓN ESTÉTICA DEL QUIJOTE

Porque lo bello, para ser apreciado, requiere previamente ser sentido, se denomina Estética (de la voz griega «aistesis», sentimiento) a la ciencia de lo bello. Dos problemas fundamentales abarca la estética: el problema de lo bello y el problema del arte. Mientras la teoría del arte se aplica a considerar la realización de lo bello producida por la actividad humana, la teoría de lo bello estudia lo bello en sí mismo, según se encuentra en la naturaleza y según sus afectos en el espíritu del que lo percibe. En este sentido cabe contemplar lo bello bajo dos puntos de vista: subjetivo -en el hombre- y objetivo -en las cosas bellas.Una resonancia emotiva -emoción estética- y un efecto intelectual -juicio estético- acompañan siempre a la visión de lo bello. Al admirar lo bello experimentamos, ineludiblemente, un puro y peculiar sentimiento de agradabilidad que constituye la emoción estética. «Pulchrum est quod cognitum placet» (bello es lo que conocido agrada), dijo Santo Tomás. Pero además emitimos, al contemplar una cosa bella, un juicio sobre su objetividad.

LO BELLO Y LO FEO

Modernamente se dice que la belleza artística es el esplendor del ser puesto en obra. Este pensamiento equivale a aquella vieja y genial sentencia platónica: la belleza es el resplandor de la verdad. Por eso en la historia del ser en el pensamiento occidental los cambios esenciales de la verdad corresponden -como observa agudamente Heidegger- a los cambios de interpretación de la belleza.Se podrían formar bibliotecas enteras con las definiciones que se han dado de la belleza. Por el momento nos interesa tan sólo la concepción grecocristiana de la belleza como un trascendental del ser, como una cualidad del cosmos o atributo de Dios. Ciertos objetos poseen la cualidad de producir una emoción estética. De ahí que Santo Tomás haya dicho que bello es lo que agrada al ser contemplado: «quae visa placent». Pero cabe preguntar: ¿Qué es la emoción estética? ¿Cuál es la cualidad de los objetos capaz de agradar al ser contemplados?Siempre que experimentemos un sentimiento desinteresado, puro, agradable, que afecte armónicamente a todas las facultades humanas -sensitivas, intelectuales y morales- estaremos gozando una genuina emoción estética. Mientras el placer de los sentidos está localizado en el órgano sensorial impresionado por el objeto, el placer estético no está localizado en ningún órgano, nace de la mera contemplación del objeto que nos agrada, aunque no encontremos ninguna utilidad en él. El sentimiento armónico generado por la belleza se extiende a todas las facultades humanas. De no ser así -excitación excesiva de una facultad a expensas de otra-, la belleza será defectuosa.Pero la emoción estética es, en última instancia, inefable. Algo hay en ella de amor, de entusiasmo, de aprobación, pero no cabe confundirla con ninguno de estos sentimientos.¿Por qué decimos tan sólo de determinados objetos que son bellos? La teoría clásica sostiene que existe en ellos algo fundamental, necesario para la belleza; pero que no es todavía la belleza. Eso fundamental es: el orden, la verdad, la bondad. Aunque fundamental, este elemento no basta. Se precisa algo más: el esplendor, el brillo -elemento formal- que origine la belleza. Por eso se dice que la belleza es esplendor del orden, el esplendor de la verdad, el esplendor de la bondad.Menester es no confundir la belleza con conceptos afines a lo bello. He aquí las principales categorías estéticas: a).- Lindo (belleza en pequeñas proporciones); b).- Bonito (si el objeto reúne la armonía completa, con todos sus elementos, que supone la belleza); c).- Gracioso (viveza y suavidad de movimientos); d).- Elegante (formas selectas, distinguidas); e).- Sublime (grandeza ilimitada de lo bello).

http://www.mercaba.org/FICHAS/Revista_arbil/filosofia_quijote_14-15.htm


APORTES : Natalia Machado Luna
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¿Qué quiso decir Kant cuando afirmó: "La complacencia que determina los juicios del gusto es ajena a todo interés. Llamamos interés a la complacencia que lleva aparejada para nosotros la representación de la existencia de un objeto"?

"Para discernir si algo es bello o no, referimos la representación, no por el entendimiento al objeto con vistas al conocimiento, sino por la imaginación (tal vez unida al entendimiento) al sujeto y al sentimiento de agrado o desagrado experimentado por éste".

Lo estético: no se funda en conceptos, no se puede medir: "No puede haber ninguna regla de gusto objetiva que determine por conceptos lo que sea bello, puesto que todo juicio de esta fuente es estético, es decir, que su motivo determinante es el sentimiento del sujeto y no un concepto del objeto". No hay ciencia sino crítica de lo bello. La sensación sensorial es incomunicable. La comunicación viene de lo común (u ordinario) a todos.

"Monje frente al mar" de Caspar Friedrich
La Crítica del juicio está dividida en dos secciones, aquella que se ocupa de la estética y aquella que se ocupa de la
teleología.

En la primera parte- en general la más estudiada de la obra- Kant inicia los primeros esbozos de un sistema estético que posteriormente influenciaría fuertemente al romanticismo alemán. El inicio de la obra hace referencia al deseo de Kant por concluir su obra filosófica ocupándose del último de los ámbitos de interés: si el entendimiento fue analizado en la primera crítica, la moral y el deber en la segunda, queda finalmente en esta tercera obra hacer referencia al juicio estético, el arte y el gusto.

Para Kant, la complacencia que determina al juicio de gusto es sin interés alguno. Dicho de otra manera, el juicio estético no puede depender de un interés ajeno a la propia contemplación del objeto. De esta manera, se crea una diferenciación entre lo bello y lo bueno, cuya unidad o por lo menos correspondencia se identifica en las filosofías trascendentales clásicas como las de Platón o Santo Tomás: de tal modo, según Kant lo bello no hace referencia a un fin determinado, sino es un fin netamente formal, una conformidad a fin sin fin, independiente de la representación de lo bueno, añadiendo además, que el juicio estético no aporta conocimiento del objeto, y eso ocurre mediante el juicio lógico, del entendimiento según analizado en la
Crítica de la razón pura. El juicio estético reposa de tal manera en fundamentos a priori, y un juicio tal es puro solamente en la medida en que ninguna complacencia meramente empírica se mezcle al fundamento de la determinación del mismo.

Kant determina tres tipos de complacencias: la de lo agradable, que es aquel tipo de obra que simplemente deleita, la de lo bueno, que es estimado bajo valor objetivo con atributos ajenos al juicio desinteresado, y lo bello como aquello que place. Sólo lo bello entra en el ámbito del auténtico juicio estético, pues es una complacencia desinteresada y libre, sin reposar en interés alguno, ni el de los sentidos, ni el de la razón, ni el de la fuerza de aprobación.

En referencia a lo bello, Kant desarrolla y advierte en torno a peligros y confusiones. Una vez definido lo agradable como categoría inferior que no debe ser confundida con lo bello, agrega que el atractivo no conforma la belleza, y que debe vigilarse a la hora de emitir un juicio de gusto como separar esencia y perifollo. De tal modo, hay belleza libre y belleza meramente adherente. La segunda, en tanto y que atribuida a un concepto (belleza condicionada) le es atribuida a objetos que están bajo el concepto de un fin particular. Las flores son bellezas libres de la naturaleza. En el enjuiciamiento de una belleza libre el juicio es gusto puro. Pero la belleza de un hombre o de un caballo, o de un edificio, supone un concepto del fin que determina lo que a cosa debe ser, y en consecuencia, es belleza adherente.

Respecto al juicio de gusto, Kant determina que el juicio estético es siempre bajo conceptos subjetivos, es decir, no puede haber ninguna regla objetiva que determine por conceptos lo que fuera bello. Pues todo juicio de partir de esta fuente es estético, es decir, su fundamento de determinación es el sentimiento del sujeto y no un concepto del objeto. Sin embargo, Kant asegura que poseemos una idea de lo bello, un modelo arquetípico según el cual juzgamos, si bien ese concepto depende por entero de nosotros, y se admite que los modelos arquetípicos varían según el lugar, el tiempo y la cultura.

Con referencia a la comunicabilidad del juicio estético, Kant asegura que esta idea se basa en la existencia de un sentido común. Sólo bajo el supuesto de que haya un sentido común (por tal no entendemos, empero, un sentido externo, sino el efecto que proviene del libre juego de nuestras fuerzas cognoscitivas), sólo bajo la suposición, digo, de un tal sentido común, puede ser emitido el juicio de gusto. Existe un sentido común en tanto y que los juicios son comunicables. Hay una necesidad del asentimiento universal que es concebido en un juicio de gusto que es necesidad subjetiva, que es representada como objetiva bajo la suposición de un sentido común. Ponemos nuestro sentimiento como fundamento al calificar a algo como bello, pero no como sentimiento privado sino común.

En torno a las definiciones de lo bello, Kant deduce cuatro momentos, que vienen a resumir lo expuesto arriba. Estos son:

Definición de lo bello deducida del primer momento: Gusto es la facultad de juzgar un objeto o un modo de representación por una complacencia o displicencia sin interés alguno. El objeto de tal complacencia se llama bello.

Definición deducida del segundo momento: Bello es lo que place universalmente sin concepto. Un juicio estético cuando es referido a lo bello (no a lo agradable) tiene como objetivo una cierta universalidad.
Definición de lo bello deducida del tercer momento: Belleza es forma de la conformidad a fin de un objeto, en la medida en que sea percibida está en éste se sin la representación de un fin.

AUTOR :
Lupe Isabel López Márquez

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